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LOS AZTECAS LA TIERRA PROMETIDA

En el Valle Central de México, otra civilización se desarrollaría a partir de 1250: la de los aztecas. Los aztecas creían que la región que habitaban era una “una tierra prometida” a sus antepasados y a la que habían sido conducidos por el dios Huitzlipochtli, pájaro colibrí que en un momento dado se había metamorfoseado en el astro Sol. Esta leyenda es el origen de todas las ceremonias religiosas de la nación azteca.

Cada 52 años comenzaba un nuevo siglo para los aztecas. Llegado este momento, apagaban todos los fuegos, destruían todo lo viejo, tanto los enseres domésticos como los sagrados. Igualmente se destruían las viviendas y templos para construirlos todos de nuevo en el mismo lugar.

El centro religioso de las ciudades aztecas consistía en un recinto amurallado en cuyo centro se levantaba el Templo Mayor. La forma de este templo es de pirámide escalonada y tiene un doble edículo en la cima. Había también, dentro del recinto, otras templos menores, pues el culto solar originó una complicada mitología. Basada en esta, los aztecas habían creado una cronología y un calendario cósmico con la intención de formar un sistema del mundo. Todo ello se explica en un monolito que se ha conservado y que conocemos con el nombre de Piedra del Sol.

La Piedra de Sol es un bajorrelieve circular de 3.58 metros de diámetro. En el se cuenta que, antes de que naciera el Sol actual, existían cuatro soles que desaparecieron por cataclismos. Hubo un Sol Viento, un Sol Tigre, un Sol Diluvio y un Sol Agua. Luego apareció el Sol que hoy conocemos, el cual es empujado en su movimiento circular por dos serpientes.
La capital del imperio azteca era México, que estaba dividido en 10 comunidades, cada una de las cuales estaba gobernada por un jefe político. Estos dependían directamente del rey. Hubo 10 monarcas desde la llegada de los aztecas al Valle hasta la ocupación española. El mas conocido de estos es Moctezuma, que realizó fabulosas obras públicas.

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