Los libros de Historia explican, desde siempre, que el primero en llegar hasta América fue Cristóbal Colón. Con todo, son varios los estudios que han afirmado en los últimos años que hubo otras civilizaciones que pudieron arribar antes que el hasta el Nuevo Mundo.
Uno de ellos es John Ruskamp, un investigador de Illinois doctorado en Educación que, en 2012, afirmó haber encontrado una serie de inscripciones con carácter asiático en Estados Unidos que podrían desvelar que los chinos pisaron aquella región antes que los marinos que venían en las conocidas carabelas. Su tesis le permitió escribir un libro y ganar un buen dinero Ahora, el autor afirma haber descifrado nuevas inscripciones que corroboran su teoría.
Así lo explica en su versión digital el diario «Epoch Times», donde se señala que Ruskamp ha encontrado marcas en el Monumento Nacional de la ciudad de Albuquerque, en Nuevo México. Tras realizar una investigación previa de los petroglifos, el estadounidense afirma que fueron realizados 2.800 años antes de que Colón pisase aquella región (aproximadamente, en el año 1.300 A.C.) por exploradores chinos.
«Los resultados son claros e indican que los antiguos chinos estaban explorando e interactuando con los pueblos nativos de América hace más de 2.500 años. Los hallazgos indican además que hicieron más de una expedición», ha determinado el experto.
Ruskamp no es el primero que se ha atrevido a afirmar que los chinos llegaron a América durante aquella época. De hecho, anteriormente la teoría ya había sido expuesta por Gavin Menzies, quien mantenía que una flota de buques de ese país viajó hasta el Nuevo Mundo en 1421, 70 años antes de la expedición de la Pinta, la Niña y la Santa María.
No obstante, Ruskamp es partidario (desde que escribió su libro) de que ambas civilizaciones se conocieron hace muchísimo más tiempo. Para ello, se basa en el hallazgo de hasta 84 pictogramas que ha encontrado en Estados Unidos (en Nuevo México, California, Oklahoma, Utah, Arizona y Nevada, concretamente). Todos ellos, símbolos asiáticos milenarios, según afirma.
Según ha explicado a lo largo de estos años, todos ellos han sido analizados por expertos en escritura china y se han tratado de traducir. En este último caso, de hecho, Ruskamp dice haber hallado un tipo de letra que fue utilizado por los chinos al final de la dinastía Shang (S.XVIII-S.XI A.C.).
«Aunque solo la mitad de los símbolos que se encuentran en la gran roca de Albuquerque, Nuevo México, se han identificado como escritura china, el mensaje hace referencia a que un hombre rindió honores a un ser superior con un sacrificio de un perro», completa el estadounidense. En este sentido, el investigador afirma que tanto la sintaxis como la forma de las letras es similar a la que fue utilizada para documentar antiguos rituales de las dinastías Shang y Zhou. «Los sacrificios de perros eran muy habituales en la segunda parte del segundo milenio antes de Cristo», determina.
Desde que desveló sus teorías hace varios años, Ruskamp ha sido criticado por no pocos científicos que acusan su trabajo de superficial y falto de evidencias. No obstante, sus hallazgos han sido apoyos por expertos como Dennis Stanford (del Smithsonian Institution) y David Keightley, un experto en la civilización china del Neolítico de la Universidad de Californi
Una magnífica escena para el regocijo de los indios americanos pudo haber tenido lugar hace 590 años –antes de que naciera Cristóbal Colón–, cuando los nativos atestiguaran por fin, desde las costas del Pacífico, la visita de los “dioses” que, según sus leyendas, llegarían desde el agua en un espléndido vehículo. Aquellos visitantes descendieron a tierra uno por uno dejando ver, a la luz del sol, sus agraciadas pieles amarillentas y sus ojos rasgados.
Que los chinos descubrieron Sudamérica no es algo imposible de imaginar si se observa el mapamundi; no sería descabellado pensar que aquella nación de casi 5 mil años de desarrollo quisiera navegar hacia el Este en búsqueda de respuestas a las incertidumbres y las ansias que generase el infinito horizonte desplegado sobre el mar a lo largo de gran parte de su frontera. Más aun si se tiene en cuenta que la comunicación y el transporte ya estaban muy desarrollados en China hace 600 años y que los chinos, de hecho, ya eran muy activos en sus traslados en tierra y mar para ese entonces. La distancia de casi medio mundo es definitivamente un desafío aun para el más creyente, pero vientos y mareas, junto con la ambición y el conocimiento astronómico y de navegación, sin dudas podían traer barcos desde China hasta este continente.
Cuando uno aprende que palabras nativas como “wawa” (bebé) o ‘), entre varias otras, tienen significados y pronunciaciones similares en idioma chino, empieza a tomarse más en serio la idea de la llegada de chinos al continente antes que los españoles. Sin embargo, muchos investigadores rechazan esta teoría porque no encuentran ningún registro fehaciente que corrobore el suceso.
Pero el historiador y ex comandante británico de submarinos de la Marina Real Británica, Gavin Menzies, intenta demostrar este postulado en su libro 1421, el año en que China descubrió el mundo. Según Menzies, Cristóbal Colón llegó a América 72 años después que los chinos, quienes ya habían dado la vuelta al mundo un siglo antes que Magallanes. Él basó su teoría en los viajes que hizo el explorador chino Zheng He durante la dinastía Ming en el siglo XV. Menzies pasó 16 años investigando los viajes de ese almirante chino que, entre 1421 y 1423, navegó hasta muchos lugares antes de que los europeos los “descubrieran”.
Zheng He nació de una familia musulmana pobre en 1371 en la provincia Yunnan, al nordeste de China. Por ser hijo de un prisionero durante la limpieza de lo que quedaba de la dinastía Yuan (1279-1368) tras la conquista de Yunnan por el Imperio Ming, Zheng He fue capturado y castrado –se solía castrar a los descendientes del enemigo vencido–. Fue enviado a la corte de Zhu De –un hijo del emperador Hongwu–, que más tarde se proclamó emperador con el nombre de Yongle (‘felidicad perpetua’). Zheng He ganó la confianza de Yongle, y fue durante ese gobierno que realizó sus viajes de exploración.
El emperador tenía grandes ambiciones, por lo que los viajes de Zheng fueron pomposos y de gran escala. En 28 años, Zheng He viajó siete veces al hemisferio Sur. No solo fue un estandarte de la era de mayor expansión de China, sino que también marcó un salto histórico en lo que hace a la navegación. Sus excursiones constituyeron la primera y única vez en la historia antigua de China en que se produjo semejante emprendimiento estatal para la exploración.
Menzies explica en su libro que los conocimientos de los chinos en astronavegación le permitieron a Zheng He llegar casi hasta el Polo Sur utilizando la estrella Canope para guiarse.
El emperador Yongle financió con generosidad los viajes de Zheng He, gastando sumas sustanciosas en la construcción de grandes barcos. Había diferentes tipos de barcos; al más grande se lo llamaba ‘barco del tesoro’. Según el registro antiguo “La historia de Ming”, ese tipo barco tenía unos “44 zhang, 4 chi de longitud y 18 zhang de ancho”. No hay certeza sobre la escala métrica a la que se referían los ‘zhang’ y ‘chi’, pero diferentes estudios concluyen en estimaciones 120, 150, 180 metros de longitud; cual fuera la longitud real, sin dudas era inmenso y asombroso para la época. Solo entre 1403 y 1407 se construyó o remodeló un total de 1.681 naves de altamar. Cada nave tenía capacidad para cientos de tripulantes, de un total de 25.000 marineros activos. Las carabelas occidentales no podían compararse ni en número ni en tamaño con los barcos que comandaba Zheng He.
Los registros muestran que durante sus viajes –entre 1405 y 1433–, Zheng He llegó al sudeste asiático, Indonesia, India, el Golfo Pérsico, la Península Arábiga y el este de África hasta el canal de Mozambique. Sus viajes generaron importantes intercambios diplomáticos, comerciales y culturales entre China y muchos países, a la vez que demostraron la capacidad organizativa y el conocimiento de Zheng He.
Las grandes ambiciones del emperador chino y su deseo de ostentar el poder fueron el principal impulsor de Zheng He al mar. Respaldado por el poderío de la dinastía Ming, Zheng He no tuvo problemas en sus viajes; cuando surgió resistencia en algún lugar, la derrotó con los soldados y ordenó al pueblo que enviara representantes a China cada año para ofrecer tributo al emperador. Así, Zheng He incorporó la parte oeste del mar suroriental al dominio de China. En sus viajes, Zheng He intercambió la seda y porcelana de China por todo tipo de tesoros, de manera que las travesías no solo fueron grandiosas, sino también rentables.
Los registros sobre los viajes de Zheng He están incompletos. En la última etapa, ya había celos en la corte que, basada en razones políticas y económicas, los discontinuó. Algunos piensan que después de siete viajes, el gobierno los consideró un malgasto del dinero, los prohibió y al mismo tiempo destruyó los registros. Existe una versión sobre un incendio en la corte que destruyó muchos archivos, dentro los cuales podrían estar los registros de los viajes a América, Australia y la Antártida. Las crónicas de los viajes a África, sin embargo, están bastante completas.
Chinos en la América precolombina
Por los restos arqueológicos de los nativos americanos, se puede hipotetizar que Zheng He viajó más de una vez a este continente. Cerámicas de alto nivel cultural dejadas por nativos de México y Perú incluyen figuras de rostros claramente asiáticos; y hasta se puede decir que son chinos por los rasgos y los típicos bigotes finos y largos.
También se hallaron esculturas de caras con rasgos de la raza negra, que no se explican con la teoría de Colón como descubridor de América. La presencia de africanos en la América precolombina se entendería fácilmente si se comprobasen los alegados viajes de Zheng He al “nuevo continente”. Los barcos de Zheng He estuvieron más de una vez en África del Este; por eso, es intuible que, por necesidad, el explorador chino haya reclutado marineros africanos.
De hecho, las caras de raza negra en las esculturas americanas tienen los rasgos de los africanos del Este, de donde también provinieron los primeros esclavos llevados a Norteamérica. Los africanos son de diferentes razas; los rasgos, los tonos de la piel y la constitución corporal son muy diferentes entre sí. Por ejemplo, los africanos orientales y occidentales tienen características físicas diferentes. Los traficantes de esclavos aterrizaron primero en la costa este de África y empezaron a secuestrar gente allí. Por eso, los hombres que llevaron fueron mayormente de los pueblos cercanos a la costa este de África, quienes también habrían viajado anteriormente en los barcos chinos.
Entre los nativos de África y Sudamérica se pueden encontrar tribus con marcados rasgos asiáticos. Después de tantas generaciones, es difícil de comprobar si tienen sangre china o no. Pero no se puede descartar esta posibilidad. Los marineros y soldados viajaban durante meses y años, así que es lógico que concibieran hijos con las mujeres nativas.
La influencia en el lenguaje es lo más vago y difícil de determinar. El lenguaje es vivo, cambia y se adapta con el correr del tiempo. Un lenguaje completamente extraño traído por un grupo pequeño de chinos, sería imposible que se difunda y aun más difícil es hallar rastros después 500 años. Sin embargo, aunque no se ha podido probar la conexión, los lenguajes indígenas en Sudamérica contienen vocablos que muestran curiosas coincidencias con el idioma chino.
Por ejemplo, ‘wawa’ significa muñeca o bebé en quechua, y lo mismo significa en mandarín. Gualeguaychú, la ciudad de la provincia de Entre Ríos, Argentina, tiene significados en guaraní como ‘agua de andar lento’ o ‘río de las cuevas de los chanchos’. ‘Chancho’ en chino se dice ‘chu’, y ‘Gualeguay’ en chino es como un adjetivo o adverbio que describe algo con curvas como un río, o algo que serpentea, que coincide con el concepto de ‘agua de andar lento’. ‘Aconcagua’ –nombre de la montaña más alta de la Cordillera de los Andes, a la altura de provincia de Mendoza en Argentina– suena tal como una frase del dialecto sureño de China que se usaba en la época de Zheng He, que significa “abuelo me enseña”.
Aquellos que están en desacuerdo con que los chinos llegaron antes que Colón a América tampoco pueden explicar, hasta hoy, cómo algunos pueblos indígenas precolombinos pudieron alcanzar un grado de cultura y conocimiento tan alto en un corto periodo, que luego se fuera desvaneciendo poco a poco hasta desaparecer completamente. Existen evidencias de que los indígenas adquirieron una compresión avanzada sobre hierbas medicinales, cirugía, cerámica, matemática, astrología y geografía. También supieron apreciar y aprender el uso del jade, una especialidad de los chinos. Estos conocimientos y rasgos culturales fueron eliminados por los conquistadores en su avance, así que es difícil de seguir el trazo hasta su origen.
Una teoría sumamente impactante sobre el origen de las culturas Americanas de la Antigüedad
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