La ciencia descubrió que la luna llena afecta el comportamiento de los seres vivos. Los lobos aúllan más, a los búhos les brilla más el plumaje y las sapos se reúnen para procrear. A los humanos les cambia el humor y están más expuestos a un accidente. A esa conclusión llegó un estudio de la Escuela de Graduados de Medicina de la Universidad de Kyoto, en Japón. Y la investigación ya levantó polémica, porque se basa en “la influencia del magnetismo y la luz que tendría esa fase”.
La luna ha fascinado desde siempre. A su nfluencia sobre las mareas y los animales que la habitan, ahora los expertos pusieron bajo la lupa una de sus fases, la más luminosa y sobre la que se tejieron innumerables leyendas.
La luz que brinda la luna llena es unas 12 ó 16 veces más intensa que en otras noches. No sólo a la intensidad de la luz le adjudican el cambio.
“Los animales reaccionan ante la luna llena debido a los cambios geomagnéticos y electromagnéticos”, justifican los investigadores japoneses.
“No hay motivos físicos para relacionar la fase de luna llena con cambios en el comportamiento de los seres vivos. La única influencia de la luna sobre la Tierr es la gravitatoria que modifica las mareas. Por lo demás, la luna es bonita y está para contemplarla”, desestimó Roberto Venero, astrónomo de la Universidad de La Plata. En los seres humanos, el estudio indica que perturba la producción nocturna de melatonina. La melatonina ayuda a regular otras hormonas y mantiene el ritmo circadiano, es decir, el reloj interno de 24 horas del cuerpo. Y es inductor del sueño.
Con el plenilunio, la duración del sueño es 19 minutos menor que con la luna nueva : pasa de 6 horas 41 minutos a siete horas. Según los autores del estudio, esto explicaría por qué durante la luna llena aumenta un 3,6% la cantidad de consultas médicas. “La razón es que las personas están predispuestas a salir las noches de buena luz y por lo tanto hay más probabilidades de sufrir un accidente”, justifican. Y la luna llena también incide en el mal humor y la depresión por la “falta de descanso”, sostienen.
La combinación de varios trabajos de investigación en un metaanálisis es una forma de asegurar resultados con bases estadísticas sólidas.
Los psicólogos estadounidenses James Rotton e Ivan Kelly llevaron a cabo este esfuerzo en 1985, combinando los resultados de 37 estudios sobre los efectos del ciclo lunar. Llegaron a la conclusión de que no tenía relación con el número de ingresos psiquiátricos, asesinatos, accidentes en las carreteras, suicidios o crímenes.
Cuando examinaron los estudios individuales que habían encontrado hallaron un vínculo: notaron que a menudo había otras explicaciones, como que la Luna llena coincidía con un día festivo o un fin de semana, cuando hay más incidentes de todos modos.
Por cada estudio que revelaba que había más problemas en las noches en las que la Luna estaba llena, había otro que decía lo contrario.
Rotton y Kelly estimaron que si trataran de utilizar esas estadísticas para predecir el comportamiento de la gente, la fuerza de cualquier asociación era muy débil. Saber en qué fase estaba la Luna sólo mejoraba sus predicciones en un 1%.
Desde entonces, se han llevado a cabo más estudios, pero siguen arrojando resultados mixtos.
Una revisión de 20 estudios sobre la relación entre la fase de la Luna y el número de personas que contemplan el suicidio concluyó que no había evidencia de un vínculo.
Una de las dificultades que pueden haber contribuido a que el efecto de la Luna llena goce de una legitimidad injustificada es el llamado problema de "cajón de archivo", que se refiere al hecho de que las revistas son más propensas a publicar estudios en los que se encontró un efecto, que aquellos en los que no. Así que nadie sabe cuántos estudios que han mostrado que la Luna no tiene ningún impacto podrían estar languideciendo en archivadores.
Luego está la cuestión de cómo la Luna podría influir en nuestro comportamiento.
Una teoría es que al igual que afecta a las mareas, ejerce su fuerza en el agua de nuestro cuerpo. Pero la Luna es más pequeña que la Tierra, por lo que su atracción gravitatoria es de menor potencia. Además, ejercería la misma fuerza independientemente de si es Luna nueva o llena.
Otros han propuesto que es la luz de una Luna llena lo que afecta a las personas, sin embargo, tiene la luminosidad de sólo un cuarto de la de una vela.
Pero, dicen los creyentes, ¿cómo se explica el extraño caso de los animales que muerden?
Cuando los médicos del Bradford Royal Infirmary en el norte de Inglaterra examinaron dos años de registros médicos, encontraron el doble de pacientes ingresados por mordeduras de perros, ratas, gatos y caballos cuando había Luna llena que cuando era nueva. Lo que no sabemos es por qué.
Se ha dicho que la Luna llena podría no afectar el comportamiento de los animales directamente, pero sí el de los ácaros que se alimentan de ellos.
Sin embargo, en la misma edición de la revista en la que apareció el estudio de Bradford se publicó otro en el que investigadores analizaron los registros de los pacientes ingresados en hospitales australianos con lesiones por mordedura de perro durante más de 12 meses y encontraron que si tenían en cuenta el día de la semana en el que los incidentes sucedieron, la Luna llena no hacía ninguna diferencia.
Si la evidencia de estos vínculos es tan tenue, ¿por qué hay tanta gente convencida de que es un fenómeno real?
Podría ser un ejemplo del sesgo de confirmación, en el que las personas son más propensas a notar y recordar la información que coincide con lo que ya creen.
La policía o el personal médico observan cuán brillante está la noche y notan que hay Luna llena. A continuación, hacer una conexión con lo ocupados que están. Cuando hay Luna creciente es menos probable que lo noten o que hagan la conexión.
Pero, ¿cómo sería que esta idea se arraigó tanto en primer lugar?
Una posibilidad interesante es que antes tuviéramos iluminación exterior, quienes dormían en la intemperie y eran susceptibles a convulsiones y manías quizás eran más propensos a sufrirlas pues no podían dormir lo suficiente debido al resplandor de la Luna llena.
Por otro lado, algunos sostienen la energía de la Luna llena sólo afecta a algunas personas, de manera que no es sorprendente que los estudios que examinan su impacto en la población general no sean concluyentes. Lo que hay que hacer, dicen, es estudiar a los individuos que aseguran que son afectados.
Quién sabe, quizás ese enfoque revele que la Luna llena realmente saca el lado salvaje en algunos de nosotros. Por el momento, para los interesados en la evaluación sobria de la evidencia, es una teoría difícil de respaldar.
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