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LA ARACNOFOBIA

Los especialistas afirman que se trata de una de las fobias más frecuentes. Las personas que sufren este mal buscan permanecer a distancia de los lugares donde piensan que pueden habitar las arañas. También tienden a alejarse de las telas de araña, ya que es un indicio de la presencia de estos animales.



El componente irracional de la aracnofobia se advierte en muchos detalles. Hay individuos que, si saben que hay una araña en una habitación, se niengan a ingresar a la misma, pese a que casi no haya chances de establecer un contacto directo con el arácnido por cuestiones de espacio.

En sus manifestaciones más extremas, la aracnofobia puede influir en la decisión de la persona respecto al sitio donde residir o donde viajar de vacaciones. El aracnofóbico incluso puede dejar de pasear al aire libre por temor a las arañas.

A la hora de superar esta fobia, que es la más frecuente de tipo animal, es necesario llevar a cabo un determinado tratamiento psicológico. De ahí que haya que recurrir a profesionales de esta área sanitaria para acabar con aquel miedo que, en muchas ocasiones, puede determinar muchísimo la vida de quien lo padece.

En este sentido, según se ha determinado por expertos en la materia, tres son los tratamientos más frecuentes que se utilizan para ponerle fin a dicha fobia. Uno de ellos es el que recibe el nombre de “descondicionamiento” y consiste de manera básica en unir objetos agradables para el paciente con estímulos a los que aquel tiene miedo.

La segunda técnica empleada contra la aracnofobia es la llamada “inundación” y es quizás la “más agresiva” de todas las utilizadas. Y es que básicamente se trata de someter al paciente directamente a la situación que le da pavor al tiempo que se le intenta convencer de que permanezca en la misma hasta que se vaya sintiéndose más cómodo. La exposición progresiva del mismo a dicha circunstancia será la que al final acabará con su temor.

Y finalmente el tercer procedimiento empleado es el llamado “desensibilización sistemática”. Muy similar a la técnica anterior es esta aunque con diferentes matices. En este caso concreto que nos ocupa cuando la persona que tiene la fobia se encuentra en un estado relajado se le somete, de forma gradual, a la situación a la que tiene miedo. Esa exposición puede comenzar siendo algo imaginario hasta convertirse en la más absoluta realidad.

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